El día de Julio empieza a las 5: 00 de la mañana. Después de preparar desayuno y almuerzo y dejar a su hijo con la abuela, sale desde Lavapié, San Cristóbal, a la capital, a laborar en un taller de mécanica. El muchacho de 20 años tiene cuatro en ese empleo. Justo el mismo tiempo de vida marital.
Cuando “se llevó” a Cristal era ayudante de mecánico cuatro horas diarias, pero las obligaciones hogareñas le obligaron a ejercer el oficio a tiempo completo y hasta jornadas extras. A la postre le orillaron a abandonar las aulas.
Ese compromiso arrastró a su pareja a trabajar como doméstica “con dormida” para seguir los estudios.
Aunque el abordaje de las uniones tempranas visibiliza más la situación de las chicas, los varones igual sufren sus consecuencias y cargan con responsabilidades para las que no están aptos y truncan sus aspiraciones, como lo plantea la sicóloga Ivonne Guzmán, directora del Centro Profesional Psicólogos Unidos.
Unidos por propia voluntad o compelidos a asumir a la novia en caso de embarazo y todavía incluso cuando la familia descubre que han tenido relaciones sexuales. Una situación que los lastima a ambos y resquebraja en muchos casos los vínculos familiares.
Vistos como mal ejemplo, discriminados en las escuelas y explotados en la vida laboral.
La especialista sustenta que cuando los jóvenes deben suspender el proyecto académico por formar una familia, reflejan inequidad y alimentan la pobreza.
“Ir a una relación sin tener la madurez necesaria obstaculiza el derecho a la educación, el camino a la superación”, alerta Guzmán.
El provedor. En tanto, la sicóloga familiar Meralda Ruiz plantea que en el caso de los varones casados o en unión libre, la sociedad espera que cumplan con el rol de proveedores, que salgan a producir y dejen de lado los planes personales.
“En la mayoría de los casos, las familias no los asumen víctimas, ya que deben afrontar las consecuencias de sus actos, aún a sabiendas de que está mal ese proceder”, expresa.
Sugiere acompañamiento para que puedan tomar las riendas de sus vidas con madurez y llevar con éxito ese compromiso a destiempo, que les obliga a cambiar el rumbo de sus expectativas de vida.
Esta situación ocurre pese a que está claro que lo recomendable es que los jóvenes consideren prioridad la formación intelectual.
Ivonne Guzmán recuerda que aún dentro de las limitaciones existen posibilidades para capacitarse y emprender en ámbitos técnicos-profesionales.
Interrumpido el desarrollo integral, cambia el derecho a decidir, a trabajar, a tener hijos. En fin, a tomar decisiones.
“Es bien sabido que la educación es un derecho. Cuando los menores deben echarlo a un lado les privan de adquirir dominio de sí mismos”, consigna.
El matrimonio infantil ya está prohibido en el país, pero las uniones libres, que son la mayoría, requieren de un trabajo más complejo.
Guzmán recuerda que esa convivencia precoz retrasa a los pueblos y perpetúa la violencia. Por ende, las familias necesitan orientación que permita promover el empoderamiento, identificar situaciones que ponen en riesgo a los menores en salud, educación y realización person